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La Pampa: murió la jubilada que a sus 68 años descubrió que era hija de un multimillonario y heredera de una fortuna

La muerte de Eva Paole a los 83 años ha revivido una historia de película en General Acha, un pequeño pueblo en la provincia de La Pampa. A finales de los años 90, uno de sus hijos escuchó en una parrilla que su madre podría ser la hija de Rufino Otero, un terrateniente millonario que había muerto en 1983, dejando una fortuna valuada en 30 millones de dólares.
Chacha, como se conocía a Eva, cobraba una jubilación de 390 pesos y vivía modestamente. La historia parecía sacada de una telenovela: su madre, Josefa Paole, había trabajado como empleada doméstica en la casa de los Otero y se convirtió en la amante de Rufino, con quien tuvo una hija que fue ocultada al casarse Rufino con otra mujer de su misma posición social.
Chacha inició entonces una búsqueda por su identidad que culminó en 1999, cuando presentó una demanda de filiación reclamando la millonaria herencia. Sin embargo, el cuerpo de Rufino fue robado poco después para evitar que se hicieran los exámenes de ADN, y se puso otro cuerpo en su lugar. Los estudios con el cuerpo falso dieron negativo, pero en 2008 se descubrió que Chacha era nieta de los padres de Rufino.
Mientras tanto, el heredero oficial hasta el momento, Darío Sarasola, había vendido gran parte de la herencia, y murió en 2007 de una repentina enfermedad. Tras 13 años de procesos legales, la justicia determinó que Chacha era la única hija de Rufino Otero, y acordó por una cifra nunca revelada públicamente.
En una entrevista, Eva mencionó que «esto no nos cambia la vida a nosotros. Vamos a seguir como siempre». Y así fue, ya que Chacha vivió hasta el final de sus días en su modesta casa rodeada de su familia. La historia de Chacha es una muestra más de cómo una vida sencilla puede esconder secretos y misterios que sorprenden a todos.
