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Marley fue denunciado por corrupción de menores: qué dice el documento presentado a la Justicia
El conductor fue acusado por Adrián Alfredo Molina, quien relató los hechos que habrían ocurrido en los 90. La causa prescribió, pero podría avanzar si se realiza un juicio por la verdad.
Marley fue denunciado por supuesta corrupción de menores. La acusación fue realizada por Adrián Alfredo Molina, quien vive en Miami y viajó a la Argentina para realizar la presentación judicial.
La presunta víctima relató en la denuncia cómo habría empezado su vínculo con el conductor en 1996 y detalla los encuentros en los que habrían ocurrido los abusos sexuales.
Dado que la causa prescribió, el denunciante solicita el “juicio por la verdad” -en este caso, si el imputado resulta culpable no tiene una pena entendida en los términos del Código Penal-.
Qué dice la denuncia contra Marley
De acuerdo a la presentación judicial hecha por Adrián Alfredo Molina, él conoció a Marley a través de Internet. En primera instancia, no supo que se trataba de una figura de la televisión.
“Fue él quien tomó ventaja de mí e influyó en mi normal desarrollo psicosexual”, dijo sobre relación que inició como una amistad y se habría convertido en un vínculo meramente sexual:
“A mediados de la década de los 90 mi padre adquirió una computadora la cual me introdujo al mundo de la navegación en las páginas web. En esas cosas, a principios del año 96, con 17 años, conocí a una persona, la cual se identificó con un alias, ocultando su verdadera identidad”, comenzó diciendo en la denuncia.
“Por un par de meses tuve comunicación solo por esa vía, comenzando con una relación de carácter amistosa donde me interrogaba por mi vida, mis cosas, le comentaba sobre mi familia, entre muchas otras, llegué a confiarle cosas que nadie sabía”, aseguró Molina, que remarcó que para ese momento no tenía definida su orientación sexual.
Luego, dio detalles del vínculo que entablaron: “Esta persona que es casi diez años mayor que yo, quien por un tiempo logró mi amistad, me enviaba correos electrónicos diariamente, incluso en sus viajes al exterior. Esa comunicación a diario duró un par de meses, sin nunca habernos visto ni escuchado la voz, en ese momento, no se usaba intercambiar fotos”.
“En una ocasión me dijo que se parecía al conductor televisivo Marley, generado la duda si era o no. Si bien no lo afirmó, me había contado que trabajaba en una compañía de producción de espectáculos. Eso fue después de un tiempo de comunicación y antes de conocernos”, precisó.
Finalmente, después de un tiempo de conversaciones se encontraron: “Me citó en una esquina de la zona de Palermo donde nos conocimos personalmente. Para ese entonces, él ya se había transformado en un amigo, en alguien de confianza y la única persona que sabía todo de mi vida”.
“En esa ocasión me subí a su automóvil en el área de la Avenida Libertador e inmediatamente me llevó por la autopista Panamericana a su casa de la zona norte del Gran Buenos Aires”, indicó. Y agregó: “Durante ese trayecto intentó agarrarme de la mano, lo cual rechacé. En ese primer encuentro en su casa, trató de seducirme e intentó tener relaciones sexuales, pero me negué. Lo cual me dio mucha vergüenza y culpa”.
A raíz de esto, Molina aseguró que Marley comenzó a echarle en cara algunas cuestiones. “Después de habernos conocido personalmente, nos comunicábamos a diario por chat, y me hacía sentir culpable porque lo había rechazado. Él me decía que quería tener relaciones sexuales conmigo y que no le debía contar nada a nadie”, señaló el hombre que remarcó que en ese entonces él era “un adolescente muy introvertido y tímido”.
“Esa manipulación y mi inmadurez, me llevaron a acceder a tener relaciones con él. Él me buscaba en una esquina acordada previamente y me llevaba a su casa donde comíamos y teníamos relaciones sexuales. Esto se inició cuando yo tenía 17 años y duró por más de tres años en el más absoluto secreto”, denunció Molina.
Sin embargo, con el tiempo tomó conciencia de que aquella “relación fue meramente sexual” y limitada a las cuatro paredes de su casa, excepto por un par de viajes fuera de Buenos Aires.
“Cuando estábamos en su casa me obligaba a que no me acercara a la cocina de la planta baja porque nos podía ver una vecina a través de un ventanal, y si salíamos a la piscina en el jardín siempre teníamos que estar alejados para evitar que sobre los paredones pudieran acercarse fotógrafos”, remarcó.
La presunta víctima aseguró: “Durante todo ese tiempo me distancié de familia y amigos, cambié de carrera y asumí el rol de su protector, pero en realidad fue él quien tomó ventaja de mí e influyó en mi normal desarrollo psicosexual”.
En este sentido, ejemplificó: “Yo nunca había usado drogas. En una ocasión, en la planta alta de su casa, colocó en mi nariz una sustancia ilegal que se llama popper. La sustancia ingresó en mis fosas nasales, me hizo hervir la cabeza, la nariz, la garganta, los ojos y esto pasó mientras él intentaba convencerme de tener sexo en la bañera jacuzzi. Me sentí tan mal que me descompuse”.
TN