EDITORIAL
La última decisión del gobernador Leandro Zdero, de canalizar la asistencia social a través de medios institucionales, pega de lleno sobre la financiación que sostenía las estructuras de los movimientos sociales, y que terminaba convirtiendo en millonarios a sus líderes y en rehenes de una bolsa de alimentos a sus integrantes.
La asistencia de fondos por 601 millones de pesos para las Fiestas, que fue dirigida a los Municipios, marca un nuevo paradigma en la relación con los movimientos sociales, acostumbrados a manejar recursos millonarios sin la supervisión de ningún organismo de contralor.
La decisión de Zdero es una manera de repensar el Estado, de hacerse responsable de sus decisiones, y de no delegar la administración de los recursos de todos los chaqueños en manos de dirigentes sociales. El Estado presente es esto, honrar el mandato de las urnas sin intermediarios, entendiendo que la decisión no sólo pasa por generar un cambio en las relaciones, sino también por ser más transparente y equitativo.
Pero Zdero ya se anticipó también a esta movida, el que avisa no traiciona, y adelantó que utilizará el poder que le confiere la Constitución, para permitir la libre circulación por calles y rutas de la provincia del Chaco.
La pelota está en la cancha de los dirigentes piqueteros, habrá que ver si son conscientes de que la propia ciudadanía los condena, que movilizar no va a ser tan fácil, porque sus propios seguidores entenderán que la violencia y la extorsión no los lleva a ningún lado; y que los beneficios pueden conseguirlos sin la necesidad de ser movilizados por un “capanga” que encima les cobra una comisión.
Se terminó el tiempo de los altruistas con recursos ajenos, de los gerentes de la pobreza, porque ese poder político que los amparaba no tiene hoy en sus manos la caja del Estado.