Actualidad
Condenan a un hombre a 13 años de cárcel por secuestrar en 2002 a un joven que nunca más apareció
Se trata de Alfredo Orlando Torino Borda (68), quien en un primer juicio oral realizado en 2013 fue absuelto, hasta que un fallo de la Cámara Federal de Casación Penal anuló ese veredicto y dispuso que se realice un nuevo debate, el cual finalizó durante la semana última.
Fuentes judiciales informaron que el Tribunal Oral en lo Criminal Federal (TOCF) 5 de San Martín, presidido por la jueza Claudia Morgese Martín e integrado por los vocales Héctor Sagretti y Silvina Mayorga, condenó a Torino Borda como coautor del delito de «secuestro extorsivo, agravado por haberse cometido con violencia o intimidación contra las personas mediante el empleo de un arma de fuego».
No obstante, el imputado llegó en libertad a este nuevo juicio y continuará en esa situación, aunque con restricciones, hasta tanto la sentencia quede firme.
Según dispusieron los jueces, el ahora condenado deberá fijar domicilio, del que no podrá ausentarse por más de 24 horas sin autorización del Tribunal, mientras que deberá comparecer ante el mismo el primer día hábil de cada mes en el horario de 8 a 13 y tendrá que entregar a las autoridades sus documentos de viaje, ya que le prohibieron la salida del país.
Por su parte, los magistrados informaron que los fundamentos del fallo se darán a conocer el próximo 30 de noviembre a las 13.30.
«Es tarde pero se hizo justicia por mi hijo. El 10 de diciembre van a ser 21 años que lo desaparecieron y no lo podemos encontrar. Estamos con la misma desesperación, con la misma angustia, pero estamos conformes por la decisión», dijo emocionado a Télam Venancio Ramírez, padre de la víctima.
El hombre, a quien en 2015 le asesinaron otro hijo, añadió que «el Tribunal 3 lo dejó libre» y, tanto la fiscalía como su abogado, Alberto Palacio, apelaron.
«Casación revocó el fallo y gracias a Dios este tribunal lo condenó. Nosotros nunca descansamos, participamos en muchos lados con distintos organismos, siempre estamos con la gente que ahora está en el lugar de nosotros», aseguró.
De esta manera, por el caso fueron condenados cuatro hombres, dado que en un primer juicio por el secuestro fueron sentenciados a 17 años de cárcel Julio Robledo y Claudio Maiz, y a 12 años Adrián Pérez, sindicado como quien aportó el teléfono para llamar a la familia y exigir el rescate, aunque todos ellos ya están libres.
Sin embargo, la Justicia siempre los acusó por el secuestro y no por el homicidio, pese a que en la camioneta de Juan Marcelo hallaron sangre y cabellos.
Ramírez (27) fue secuestrado el 10 de diciembre de 2002 por delincuentes armados y vestidos de policías en 1 de Agosto y avenida Márquez de José León Suárez, en San Martín, cuando se movilizaba en una camioneta Fiat Ducato para ir a visitar a una amiga.
Luego, los captores se comunicaron con su padre comerciante y le exigieron medio millón de dólares para liberar a su hijo, a lo que la familia respondió que le era imposible reunir esa suma y lo último que llegaron a ofrecer fueron 7.000.
Venancio recordó que el secuestrador que lo llamaba «era muy violento» y que le decía que «si no juntaba la plata, no lo iba a ver nunca más» a su hijo.
Al día siguiente del secuestro, el auto del joven apareció en la localidad bonaerense de Villa Martelli y en su interior se hallaron las zapatillas de Juan Marcelo y manchas de sangre y cabellos, cuyos peritajes determinaron que pertenecían al joven.
El 18 de diciembre, Venancio recibió una carta de su hijo como prueba de vida en la que el joven le pedía que reuniera dinero de donde fuera, que vendiera todo, porque los delincuentes le daban plazo hasta el día siguiente.
Desde entonces, los secuestradores no se volvieron a comunicar y nunca más se supo nada del paradero de Juan Marcelo, cuyos restos fueron buscados en diferentes lugares pero nunca hallados.
Una de las hipótesis es que el cadáver haya sido incinerado en el horno de una panadería, propiedad de un familiar de uno de los imputados.
En tanto, Rubén Ramírez (38), hermano del joven, fue asesinado a balazos el 4 de octubre de 2015 por un adolescente de 17 años cuando se disponía a cerrar un galpón perteneciente a su familia situado en Carlos Francisco Melo al 5200, de Villa Martelli, en Vicente López.