Cine y series
Fendrik presenta «El refugio», terror de ciencia ficción latino de «calidad internacional»
El realizador argentino Pablo Fendrik, que luego de las exitosas “El jardín de bronce” y “Entre hombres” sigue su camino en el rubro de las series internacionales con “El refugio”, ficción mexicana de terror de ciencia ficción que llega el próximo jueves a la plataforma Starzplay, dijo que el streaming logra ahora explorar un género poco transitado en la región al poder contar con un estándar de recursos “nivel-Hollywood”.
“Cuando se ven las cosas que se ven, se trabajó mucho y con muchísimo cuidado por el detalle para que tengan el estándar de calidad internacional que tiene que tener y no uno que nos dé vergüenza (risas)”,se sinceró Fendrik en charla con Télam, en relación a una de las razones por las que tal vez la ciencia ficción tenga menos tradición en el «mainstream» del audiovisual latinoamericano.
Para el director y guionista, “El refugio” marca su primera experiencia en el género. Su trayectoria lo condujo por los vericuetos del thriller criminal y el policial, con elogiadas películas como “El asaltante” (2007) y “El ardor” (2014) y las mencionadas series de HBO y hasta por el universo del thriller ambiental con la miniserie “Cromo” (2015).
En este nuevo proyecto, de 6 episodios de 40 minutos en el que ejerció de director y de “showrunner”, aprovechó su familiaridad con el thriller para manejar “las cuerdas de la tensión” de una trama que suelta información en pequeñas cuotas y que busca participar al espectador de la confusión y paranoia que invade a sus protagonistas.
Sobre la serie
La historia sigue a una familia que vive las horas más extrañas de sus vidas en una casa en el campo mexicano, cuando comienzan a experimentar fenómenos tan inusuales como perturbadores causados por una fuerza de la naturaleza completamente desconocida. Al ver la TV y los teléfonos constatan que el mundo entero sufre las mismas vivencias, y en las ciudades el miedo a una intuida invasión extraterrestre desata el caos.
Sin embargo, al salir de la casa, no parece ocurrir nada y queda la incógnita: ¿qué es lo real y qué es producto de la locura grupal?
La serie, con un reparto encabezado por Alberto Guerra, Ana Claudia Talancón, Zuria Vega y Alfredo Castro, entre más, cuenta con la producción ejecutiva Fábula, de los hermanos Juan de Dios Larraín y Pablo Larraín, Ángela Poblete y Mariane Hartard, y Christian Vesper, de Fremantle.
Télam: ¿Qué herramientas te daba el thriller criminal, en el que tenés mucha experiencia, para introducirte en un género nuevo para vos?
Pablo Fendrik: El thriller lo que te da es que te enseña a manejar con mucha precisión las cuerdas de la tensión. A veces con muchísimos recursos y a veces con muy poquitos, y había algo de este relato que por más que fuese otro género está muy apoyado en esa tensión, de darle apenas un poquito de descanso a la gente.
T: ¿Qué desafíos te presentó?
PF: Los más grandes desafíos eran no tanto narrativos sino técnicos, porque una vez que te lanzás de lleno a realizar y a mostrar ciertas cosas tenés que tener detrás un estándar de calidad hoy en día nivel-Hollywood, porque si no el espectador lo mira y dice “¡qué trucho que es eso!”. Te vas rápidamente a la Clase B, que fue una cuestión que nos preocupó a lo largo de todo el proceso de desarrollo de las cuestiones visuales que hacen a la ciencia ficción del relato.
T: Entre los extremos posibles de mostrar o solo insinuar, ¿cómo definieron el enfoque sobre cómo se vería eso que amenaza a los protagonistas?
PF: Primero hay un trabajo importante con los guionistas de ir dosificando esa información, e ir jugando con cierta ambigüedad del relato en la cual ni los personajes ni tampoco el propio espectador tienen la seguridad de que lo que esté pasando esté realmente pasando, que puede ser todo una psicosis colectiva y puede haber otras explicaciones.
Luego desde lo visual hay muchísimos elementos, desde la elección de los lentes hasta la forma en que decidimos poner la cámara e iluminar esas noches en las que trabajamos para que hubiese algo ominoso latente todo el tiempo en cada uno de los encuadres, incluso en los diurnos y hasta soleados hay algo ahí que no transmite tranquilidad.
T: ¿Qué referencias tuviste a la hora de encontrar el tono? Se adivinan algunas, casi como homenajes, a «Señales» de Shyamalan, «La guerra de los mundos», «Día de la independencia»…
PF: Salvo algunas que por ahí eran muy obvias y decidimos sacarlas, todo esto proviene de los guionistas y uno como director obviamente notaba “ah, esto remite a tal cosa o esto a tal otra”. Pero encontramos que había un talento, una habilidad de los guionistas de aterrizar esas referencias dentro de un relato propio de la cultura latinoamericana, y creo que ahí es donde funciona sin ser obvio o ingenuo. Hacen más a las referencias de un género, al canon de los géneros, que a ejemplos puntuales.
T: ¿Cómo está cambiando la industria con el ingreso de todas estas plataformas a Latinoamérica? ¿Cómo cambia para vos la profesión de guionista y de director?
PF: Creo que está generando un cambio grande en las industrias de toda la región, porque yo no tengo memoria de haber visto un nivel de demanda tan alto de todos los técnicos, directores, actores, actrices de la industria audiovisual. Y creo que la capacidad sobre todo de aquellos que tienen la capacidad de rotar más rápidamente de un proyecto a otro, la oportunidad de alcanzar un nivel cada vez más alto de profesionalismo y de habilidad en cada una de sus actividades es enorme. Todos nos vemos beneficiados con el ejercicio constante de estar haciendo una ficción tras otra; como en todo, cuanto más practicás, mejor te hacés. Y por eso a mí me interesó ir explorando nuevos géneros porque son cosas en las que me interesa hacerme bueno y adquirir nuevas habilidades narrativas e incluso técnicas, porque a veces te enfrentás a escenas para las cuales tenés que usar fierros que nunca usaste, o un desarrollo narrativo que nunca experimentaste o una escala de producción a la que no estás acostumbrado. Todos esos son aprendizajes muy valiosos para un narrador.