Netflix: Una película de policías es una inteligente ficción con realidades cruzadas en una certera radiografía social

Una película de policías (México, 2021). Dirección: Álvaro Ruizpalacios. Elenco: Mónica del Carmen y Raúl Briones. Disponible: en Netflix. Nuestra opinión: muy buena.

El cruce entre la ficción y el registro documental es hoy por hoy uno de los campos de experimentación predilectos del mundo del cine. En ese contexto de superpoblación de propuestas similares, Una película de policías, estrenada este año en la Berlinale, trabaja el formato de una manera bastante novedosa, ocultando el artilugio durante una buena parte de su metraje con astucia y desplegando después un sistema de retroalimentación que funciona eficazmente.

Director para seguir de cerca, el mexicano Alvaro Ruizpalacios debutó en 2014 con Güeros, ambientada en la extensa huelga que congeló a la Universidad Nacional de México, y en 2018 filmó Museo, un thriller con toques de comedia centrado en un caso real, el del robo -a principios de los años ochenta- de más de cien joyas prehispánicas del Museo Nacional de Antropología que increíblemente llevaron a cabo dos jóvenes inexpertos. Está claro que la realidad se filtra siempre en sus películas de una manera más o menos explícita, según cada caso.

En esta oportunidad -que vale la pena no desaprovechar porque se trata de una propuesta inusual dentro de la oferta por lo general más convencional de Netflix-, los protagonistas de la historia son Teresa y Montoya, dos policías municipales que trabajan en la misma dotación y además son pareja -de hecho, sus compañeros hablan de “la patrulla del amor”-. Ellos son los que llevan el hilo de la narración, contando los detalles de su rutina: accidentes viales, peleas callejeras e incluso un intenso parto improvisado donde siempre ponen el cuerpo. Y también sacando a la luz los métodos de supervivencia, no siempre ceñidos a la legalidad, que suele exigir un trabajo espinoso y mal pago.

La inmersión de la película en la intimidad del trabajo policial cotidiano -mucho menos glamoroso y épico que el de las versiones estandarizadas de la ficción hollywoodense- luce tan profunda que sorprende. Hasta que Ruizpalacios decide revelar su estrategia y transforma radicalmente al relato generando dos nuevas capas: la del símil de la investigación periodística y la crónica del meticuloso trabajo de composición actoral que también asumen Mónica del Carmen y Raúl Briones, el dúo que -al desnudar su verdadera identidad- pone al descubierto los mecanismos del film. Es una manera diferente de abordar una temática muy transitada -los sucesos de Una película de policías podrían formar parte del informe especial de algún noticiero- que tiene un efecto virtuoso: seduce por su pericia formal y al mismo tiempo resulta muy convincente en términos de radiografía social.