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Según un estudio, el 73% de los adultos mayores vive en la pobreza

El dato contrasta con la versión oficial que indica que solo el 17% de los jubilados se encuentra en condiciones de vulnerabilidad.

Una ONG internacional informó que el 73% de los adultos mayores a 61 años en la Argentina viven en la pobreza, una cifra muy superior al 17,6% que señala el Indec (Instituto Nacional de Estadística y Censos).

Se trata de la ONG HelpAge International,  una red global que se dedica a monitorear la calidad de vida de los adultos mayores y que en Argentina está compuesta por organizaciones como  la AMIA, la Fundación Navarro Viola, la Sociedad Argentina de Gerontología y Geriatría, el Centro sobre Envejecimiento Activo y Longevidad de la Universidad ISalud, entre otros.

En su informe «Personas mayores y vulnerabilidad, diagnóstico de situación en la Argentina durante el primer trimestre de 2024», la organización señala que el alza de las tarifas, los recortes en medicamentos, la suba del precio de los alimentos y la no actualización de las jubilaciones al ritmo de los aumentos en lo que va del año tuvo un enorme impacto entre las personas mayores.

El documento señala que el 5,2 millones de adultos cobran una jubilación o pensión inferior a $340.000, «mientras que la canasta básica para jubilados, de acuerdo con la estimación de la Defensoría de la Tercera Edad de la ciudad de Buenos Aires en marzo de 2024, es de $685.041, un 200% por encima del valor que considera el Indec«.

Además, las personas mayores son fuertemente afectadas no solo por el incremento de las tarifas de servicios (de hasta un 561% en el caso del gas, por ejemplo) y alimentos, sino también por el aumento de los medicamentos más utilizados (150% en cinco meses, desde noviembre de 2023 hasta marzo de 2024), «lo que ha llevado a una alarmante disminución de la compra de fármacos recetados (17%)», apunta el documento.

En ese contexto, se advierte sobre el aumento de los sistemas de cuidado, ya que contratar un cuidador de un adulto mayor implica al menos unos $350.000 mensuales (siempre se requiere más de uno) y que las residencias geriátricas pueden costar entre $500.000 y $4.500.000.

Silvia Gascón, una de las autoras del informe, expresó que «lo más duro es pensar que detrás de cada aumento y cada ajuste hay alguien que no pudo satisfacer sus necesidades: alguien que fue a la farmacia y tuvo que volver con uno solo de los remedios que necesita, o con ninguno; aquellos que debieron reducir a una sola comida su alimentación diaria, los que dejaron de ir al curso que les gustaba porque no pueden pagar el transporte, o aquel o aquella que ya no puede cocinar con gas y debió recurrir a la leña. Son rostros concretos de quienes llegan a la vejez constatando que su calidad de vida ha empeorado».

Las principales dimensiones que aborda el informe son inseguridad económica, inseguridad alimentaria, pérdida del poder adquisitivo, falta de acceso a medicamentos y atención médica, recortes en políticas de cuidados de personas mayores y el incremento de los costos en cuidados para adultos mayores.

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