Espectáculos
El “hombre más bello de Italia” abandonó el modelaje y estudia para ser sacerdote
Edoardo Santini se dijo muy contento de haber emprendido este nuevo camino en la vida, a pesar de que a menudo chocaba con las opiniones de amigos y familiares que no veían con buenos ojos su decisión de dedicar su vida a Dios
Edoardo Santini es un modelo que fue proclamado “hombre más bello” de Italia en 2019 y ahora está listo para su paso más importante: convertirse en sacerdote.
Fue el mismo joven, de 21 años y originario de Castelfiorentino (cerca de Florencia), quien explicó en las redes sociales que comenzó un camino en el seminario que -con toda probabilidad- lo convertirá en párroco.
Una elección que está dando mucho que hablar en Italia, no tanto porque sea inusual, aunque en un momento históricamente crítico para las vocaciones, sino porque el joven lleva trabajando como modelo desde que ganó el título en 2019 en lo que podría considerarse una versión masculina del concurso de belleza femenina Miss Italia.
“Dejo de lado el modelaje, la actuación, la danza, porque los síes conllevan inevitablemente los noes, aunque no lo abandono todo porque esos mundos forman parte de mí, pero los viviré y los propondré en contextos diferentes”, explicó Santini en un video en Instagram. “Me presenté al obispo y aquí estoy, estudiando teología y sirviendo en dos parroquias de la diócesis florentina”.
En el video se mezclan el antes y el después de su vida, entre las fotos posadas, acompañadas de citas bíblicas, y los viajes con compañeros y otras personas, como a Lisboa el pasado verano, con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud.
Edoardo se dijo muy contento de haber emprendido este nuevo camino en la vida, a pesar de que a menudo chocaba con las opiniones de amigos y familiares que no veían con buenos ojos su decisión de dedicar su vida a Dios: “Pero debo decir que me había construido más muros de los que en realidad había. Hay quienes hablan a mis espaldas, quienes no tienen problema en decirme que soy una decepción incluso en mi familia, pero también hay quienes me apoyan. Creyentes y no creyentes”. Y agregó: “Di ese paso que me aterrorizaba, que me impedía ser plenamente yo mismo, preparado por si acaso para decir: ‘No, me equivoqué’. Sin embargo, de lo que estoy seguro es de que no me arrepentiré de este viaje, porque ahora puedo gritar: ‘Soy Edoardo, tengo 21 años y soy feliz’”.